La importancia de un buen monitor

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de poco sirve que tengamos una tarjeta gráfica de vanguardia si sus resultados quedan deslucidos en nuestra pantalla. Pero, entonces ¿Qué es un buen monitor? La respuesta más rápida y sencilla es que el mejor monitor no es ni el más caro ni el que cuenta con más pulgadas; sino el que más se acomoda al uso que le vayas a dar.

Como comentamos, además del diseño y la fiabilidad de la propia marca y modelo, existe toda una variedad de características a tener en cuenta a la hora de estrenar pantalla. La mayoría de ellas, determinadas por la experiencia de juego que busquemos, el espacio de juego del que dispongamos y, lógicamente, nuestro propio presupuesto.

Porque no es lo mismo jugar a Among Us entre amigos, con alguna que otra discusión ocasional, que evadirse surcando los cielos en Flight Simulator. Y lo mismo ocurre al jugar en competitivo, echar unas partidas en streaming o sumergirnos en una experiencia de mundo abierto a través de una pantalla curva y ultra panorámica.

Nos hemos propuesto ayudarte a elegir el mejor monitor para tu PC. Empezando desde lo más esencial hasta las características que debes sopesar sí o sí antes de decidir el modelo. Pasando por la gran duda: ¿Es mejor jugar en una sola pantalla extra-larga o apostar por unir varios monitores?


Consejos y recomendaciones esenciales para escoger un Monitor

La competencia se calienta en el mercado de los Monitores Gamers


Empecemos por lo más sencillo: nos vamos a tomar la libertad de suponer que estás buscando un monitor para jugar, que sueles alternar entre diferentes tipos de juego (desde maravillas en clave de pixelart a los shooters más salvajes) y que estás abierto a estudiar varios tipos de presupuesto. Además, de vez en cuando sueles compartir tus partidas en Twitch.

Hacemos esta suposición, entre otras cosas, porque cualquier modelo de monitor te va a servir para cumplir tareas básicas pero no todos te van a garantizar una experiencia de juego óptima.

Con lo anterior por delante, esto es lo que tienes que tener en cuenta a la hora de comparar lo que ofrecen los diferentes monitores gaming y determinar cuánto de tu presupuesto estás dispuesto a invertir en ellos.


Ni el mejor de los monitores hace milagros
Por muy amigables que sean los requisitos de League of Legends o Fortnite, ninguno de los dos te va a funcionar en un entrañable Windons XP, si buscas ver en propiedad los juegos más exigentes te recomendamos contar con un equipo con buenos componentes.
Con todo, no está de más tener en cuenta que gracias al juego en nube existen opciones alternativas al hardware para sacar partido a las pantallas en 4K: con una conexión buena y estable, servicios como Stadia alcanzan la ultra alta resolución. Y podemos esperar lo mismo de futuros servicios como la alternativa de Microsoft en navegadores.


El tamaño de la pantalla y la resolución no siempre es lo más importante 

De poco sirve que apostemos muy fuerte por un monitor por el simple hecho de que éste nos ofrece el máximo número de pulgadas. De hecho, si nuestro espacio de juego es muy limitado y estamos muy pegados a la pantalla vamos a tener un problema: queremos regalarnos la vista, no estropearla.
Nuestro punto de partida aquí debe ser la comodidad, y para ello deberemos evaluar el espacio con el que contamos a la hora de jugar y si estamos dispuestos -y en disposición- de cambiarlo por la adquisición de un monitor más grande. A partir de ahí, lo más recomendable es:
Entre las 21 pulgadas y las 27 pulgadas (o un poquito más) puedes colocarte y jugar relativamente cerca de la pantalla y disfrutar de manera confortable de una buena resolución y calidad de juego.
Si deseas hacerte con un monitor de más de 29 pulgadas, es mejor que haya una distancia razonable entre la pantalla del monitor y tu posición al jugar. Como dato, siempre está la opción de usar un brazo para colocarlo en la pared o ajustar la posición y la distancia.
En lo referente a la resolución, mientras mayor sea esta, mejor y más nítida será la imagen. A fin de cuentas, se trata del máximo número de píxeles que una pantalla pueden mostrar, y eso determina la calidad y claridad de los acabados.


Con eso por delante, ten en cuenta el siguiente cuadro, partiendo del aspect ratio de 16:9, el más común, con alguna que otra excepción:


RESOLUCIÓN

TAMBIÉN CONOCIDO COMO

ALTA DEFINICIÓN (HD)

1280 x 720

Resolución a 720p

FULL HD

1920 x 1080

2 megapixels

WIDESCREEN ULTRA EXTENDED GRAPHICS ARRAY

1920 x 1200

WUXGA

2K

2560 x 1440 (en monitores)

1440p

QUAD HD Y QUAD HD PANORÁMICO

2560 x 1440

QHD Y WQHD

ULTRA ALTA DEFINICIÓN

3840 x 2160

UHD

RESOLUCIÓN 4K

3840 x 2160 (en monitores)

8.2 megapixels

RESOLUCIÓN 8K

7680 × 4320

33 megapixels

RESOLUCIÓN 16K

15,360 x 8640

132 megapixels


Si bien hay juegos de PC que ofrecen una resolución de 8K gracias a tarjetas gráficas como la GeForce RTX 3090, lo cierto es que hay cierto margen para que éste pase a ser el estándar a la hora de jugar en escritorios.

En este aspecto, nuestra recomendación es evaluar entre una resolución de 2K o 4K en función de los títulos que solemos jugar y el presupuesto del que dispongamos, y esperar pacientemente una bajada de precio de 8K salvo que estemos realmente interesados en ella o tengamos prevista una inminente gran renovación de componentes.

¿Un monitor normal, uno ultra panorámico o varios conectados?

The 35 best PC games to play on an ultrawide monitor | Rock Paper Shotgun

En determinados juegos, tener el campo de visión más amplio da una gran ventaja al jugador. En otros, se consigue una experiencia más inmersiva que solo puede definirse como espectacular.
Ejemplo de ello tenemos muchos. Desde vistas de cabina como la de DiRT Rally 2.0 y Euro Truck Simulator 2 a esenciales de la estrategia como Age of Empires II: Definitive Edition y Dota 2, pasando por los espectaculares  paisajes y vistas de Red Dead Redemption II o Assassin's Creed Valhalla.
En este aspecto, volvemos al punto anterior y nos remitimos al espacio del que disponemos a la hora de colocar nuestro monitor y la necesaria distancia que implica disponer de una gran pantalla a la hora de jugar. Con todo, siempre está la opción de conectar varios monitores.
Un monitor ultra panorámico nos dará una imagen sin separaciones, resaltando la inmersión de cada juego o evitándonos los efectos colaterales de que haya pequeñas zonas sin visibilidad.
Con todo, a través de unos ajustes simples Windows pone fácil ver el mismo contenido o juego en varias pantallas. Y no solo eso: también podremos ver lo mismo en todas las pantallas o dedicar una de ellas a otra función (chats, navegador web...) incluso cambiando su disposición y ubicación.
En este aspecto, el límite lo pone tu presupuesto y prioridades. Una pantalla ultra panorámica es una gran inversión, pero dos de buenas características puede suponer un desembolso todavía mayor. Sobra decir que siempre puedes añadir más campo de visión o delegar una función secundaria a través de algún monitor que ya tengas.

Qué se consigue con los monitores curvos y monitores súper curvos

Durante décadas se buscó ofrecer al espectador una pantalla totalmente plana y lo más fina posible. De un tiempo a esta parte, en cuestión de años, fabricantes como Samsung no solo recuperan la curva, sino que abogan por los monitores súper curvos a la hora de jugar.
La premisa es sencilla: por un lado se consigue una sensación más envolvente a la hora de integrarnos en la partida. Por otro, se reduce la fatiga ocular al visionar las áreas más laterales del propio monitor, haciendo que la distancia entre todas las zonas de la pantalla y los ojos sea más o menos homogénea.

Apostar por un monitor curvo o súper curvo es un aspecto realmente a considerar si solemos hacer largos maratones de juego que, además, exigen estar atentos a todas las esquinas de la pantalla. ¿Una prioridad? Bueno, eso ya depende de ti, del presupuesto que barajemos y del tiempo que le dediques habitualmente a Fortnite, League Of Llegends, FIFA…

Cómo funciona el HDR  y qué variantes hay


¿Puede el color marcar la diferencia en la experiencia de juego?


Quizás no mejore tus rachas de victoria, pero con la tecnología adecuada los paisajes, héroes y villanos de los juegos pueden lucir verdaderamente impresionantes.

De un tiempo a esta parte cada vez más juegos apuestan por el rango dinámico alto, también conocido como el HDR (High Dynamic Range), lo cual  -explicado de manera sencilla- parte de la premisa de incrementar la capacidad para mostrar colores y contrastes.
A partir de aquí, merece la pena considerar que existen 3 estándares principales de tecnologías HDR:
El HDR10, el estándar abierto y el más común entre los fabricantes, con una luminancia de color de hasta un máximo de 1.000 nits y una profundidad de color de 10 bits.
El HLG (Hybrid Log-Gamma) el cual sirve para para proporcionar HDR en transmisiones televisivas terrestres, por cable y por satélite.
Dolby Vision, el sistema de los laboratorios Dolby que no solo ofrece mejores resultados que el HDR10 (una luminancia de color de hasta un máximo de 10.000 nits y una profundidad de color de 12 bits), sino que incluye precisas instrucciones (metadatos) en cada fotograma.
A la hora de apostar por la tecnología HDR tenemos que tener en cuenta que no todos los juegos le sacan partido y que se trata de un añadido. Sin embargo, también puede sentar una diferencia entre dos modelos de características y precio similares.


La tasa de refresco y el tiempo de respuesta: dos elementos esenciales


La calidad visual es la suma de un conjunto de elementos en la que hay muchos factores a tener en cuenta más allá de la resolución o el color. Y pese a que muchos de éstos se obtienen a través de hardware y componentes específicos, como un buen procesador o una tarjeta gráfica potente, hay tres características del monitor que marcan la diferencia.
De hecho, podemos toparnos con efectos indeseados durante nuestras partidas, como el tearing (el efecto de imagen mal colocada) cuando la frecuencia de actualización de nuestro monitor es baja, o el ghosting: un incómodo difuminado que desluce la imagen en pantalla provocado por un alto tiempo de respuesta.
Además, si solemos grabar o emitir contenidos en plataformas digitales, nos conviene invertir en tecnología Flicker Free (sin parpadeo en la imagen). Dicho lo cual, la mayoría de monitores etiquetados como gaming con más de 120 Hz de frecuencia de refresco incluyen tecnología anti-flicker.


Existen tecnologías, como el ELMB Sync (Extreme Low Motion Blur) de Asus que buscan optimizar los efectos de desenfoques en las imágenes de alta velocidad. Algo muy agradecido en los shooters en primera persona y a tener muy en cuenta a la hora de establecer nuestras prioridades.
Dicho esto, a la hora de evaluar la adquisición de un nuevo monitor deberemos considerar lo siguiente:
La tasa de refresco no debe ser menor de 90 Hz. A ser posible, de 120Hz.

La tasa de refresco es, en esencia, el número de veces por segundo que el monitor actualiza su buffer. Si queremos una experiencia de juego óptima debemos apostar por un monitor con soporte de 144 Hz (6,94 ms de gap), 200 Hz (5 ms), 240 Hz (4,16 ms) en función de nuestro presupuesto.
El tiempo de respuesta no debe sobrepasar los 4ms.
Por otro lado, al hablar del tiempo de respuesta nos referimos al margen de tiempo que un píxel tarda en hacer la transición de un color (o estado) a otro. Lógicamente, mientras menor sea ese tiempo, mejor experiencia tendremos y aquí hay que hacer un inciso: el tipo de panel importa.
Existen fundamentalmente tres tipos de panel: twisted nematic (TN), in-plane switching (IPS) y vertical alignment (VA).  Los paneles TN son los que ofrecen los tiempos más reducidos (4-10 ms) y deberían ser nuestra prioridad frente a los IPS/PLS (8-16 ms normalmente) o los VA (14-30 ms). Con todo, este cuadro establece mejor las diferencias.

FreeSync o G-Sync? La pregunta del millón

Es habitual que AMD y NVIDIA acaben colisionando en nuestras guías de hardware; y el caso de los monitores no es la excepción. Como comentamos, combatir los problemas de imagen es una prioridad entre los jugadores más exigentes. Y pese a que es posible resolver estos cortes a través de tecnología de sincronización vertical (V-Sync), ésta puede pasar factura al rendimiento.
Ante esta situación, NVIDIA y AMD han optado por ofrecer sus propias soluciones: el G-Sync y el  FreeSync  respectivamente. Y, para no perder la costumbre, los resultados y objetivos van más o menos a la par pero el enfoque de cada una es muy diferente.
El G-Sync es un sistema patentado por NVIDIA. Se trata de tecnología integrada en el monitor dedicado a liberar a la tarjeta de vídeo de tener que realizar la sincronización, manteniendo el rendimiento. No obstante, conviene tener en cuenta que el G-Sync aumenta el precio del propio monitor.
El FreeSync de AMD, como su nombre ya insinúa, es una tecnología abierta, de modo que cualquier fabricante puede utilizarla gratuitamente, lo cual hace que los precios de los monitores sean más competitivos. Eso sí, Cada monitor con tecnología FreeSync se somete a un proceso de certificación.
Si bien la tecnología G-Sync es un recurso de los monitores de gama alta, es posible encontrar fabricantes que integran ambas tecnologías. Por supuesto, AMD barre para casa con FreeSync y todas las tarjetas AMD Radeon a partir de Radeon RX serie 200 se benefician de ella, aunque se indica que las Nvidia GeForce serie 10 y modelos más nuevos deberían funcionar sin inconvenientes con la tecnología FreeSync.


Diseño, conexiones y otras tecnologías de interés

Finalmente, es más que recomendable que nuestro monitor incluya las siguientes conexiones.
Suficientes puertos USB para lo que vayamos a usar. Incluyendo la opción de conectar tiras de LEDs y ahorrarnos un puerto de la caja del PC.
DisplayPort, definitivamente la mejor opción para transferir vídeo y audio en PC.
HDMI, quizás no se alcance la calidad de los DisplayPort, pero son versátiles y su uso está muy extendido.
Una salida de audio de 3.5mm. Una solución más que conveniente para no tener conectados nuestros auriculares al equipo. Aunque, claro, siempre es posible apostar por conexión sin cables.
Al final, es el propio jugador el que se siente atraído por la forma y el modelo de cada monitor. Y pese a que no le prestaremos tanta atención a este como a la propia pantalla, no está de más evitarnos tener que recurrir a soluciones externas a la hora de conectar lo esencial y lo que más usamos.


 Conclusiones 
Con lo anterior establecido no tendrás problemas a la hora de encontrar el modelo de monitor que más se ajusta a lo que buscas. Con todo, podemos llegar a tres conclusiones diferentes:
Si nuestro presupuesto es muy ajustado y queremos ser jugadores competitivos, una apuesta ganadora es buscar un monitor de 27 pulgadas, con 144 Hz y resolución a 1080p (cómo mínimo)
Si buscamos una experiencia inmersiva a buen precio, podemos encontrar monitores curvos a resolución 2K con 90 Hz.
Con todo, recomendamos evaluar todas y cada una de las características anteriores a nivel individual y tener presente que en mejorar la calidad de nuestras partidas acaba compensando a corto, medio y largo plazo. Apostando gradualmente por las 4K.





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