El procesador
Xbox Series X incorporan una CPU de AMD con microarquitectura Zen 2 fabricada utilizando fotolitografía de 7 nm. Estos chips se apoyan en ocho núcleos con tecnología SMT (Simultaneous MultiThreading), por lo que cada uno de ellos puede procesar simultáneamente dos hilos de ejecución (threads).
Microsoft asegura que sus ingenieros han intervenido en el diseño de la CPU de estas consolas, por lo que, sobre el papel, no son idénticas a los microprocesadores con microarquitectura Zen 2 que AMD nos propone para nuestros PC.
Conocemos que la CPU de la consola es que la de Xbox Series X trabaja a una frecuencia de reloj de 3,8 GHz (superior a la de Play que es 3,5 GHz variable)
En cualquier caso, ya tenemos las pistas que necesitamos para elegir el procesador de AMD con microarquitectura Zen 2 que será el cerebro de nuestro PC: un Ryzen 7 3700X.
AMD tiene otros dos procesadores Ryzen de 3ª generación que, al igual que el Ryzen 7 3700X, también incorporan 8 núcleos y son capaces de procesar 16 hilos de ejecución: los Ryzen 7 3800XT y Ryzen 7 3800X.
Sin embargo, el que mejor encaja en nuestro PC es el modelo que hemos elegido porque es el más económico de los tres, tiene un TDP de 65 vatios (los otros dos Ryzen 7 tienen un TDP de 105 vatios) y trabaja a una frecuencia de reloj que, aunque no es idéntica a la de los chips de la consola, lo sitúa en la misma liga.
La tarjeta gráfica
La lógica gráfica de Xbox Series X nos lo va a poner un poco más difícil.
Por el momento AMD ha lanzado seis tarjetas gráficas RDNA 2: la Radeon RX 6900 XT, la RX 6800 XT, la RX 6800, la RX 6700 XT, la RX 6600 XT y la RX 6600. Todas ellas, además, incorporan una salida HDMI 2.1, al igual que las nuevas consolas de Microsoft.
Los TFLOPS solo son uno de los parámetros a los que podemos recurrir para evaluar la potencia teórica de una GPU, pero en este contexto es un dato útil porque estamos comparando procesadores gráficos con la misma arquitectura.
La lógica gráfica de Xbox Series X tiene un rendimiento máximo en operaciones de precisión simple (FP32) de 12 TFLOPS, mientras que la de PS5 es algo menos potente debido a que alcanza los 10,28 TFLOPS cuando la GPU trabaja a la máxima frecuencia de reloj (2,23 GHz).
Reducir la capacidad de un procesador gráfico a su rendimiento en TFLOPS es una simplificación excesiva, pero en este escenario y dado que la arquitectura de la lógica gráfica de ambas consolas es similar (Sony y Microsoft han trabajado con AMD para tomar como base RDNA 2 y a partir de ahí elaborar su propia receta personalizada), es un dato útil en el que merece la pena que nos fijemos.
Si elegimos para nuestro PC una tarjeta gráfica con GPU GeForce RTX 2000 series mantendremos el trazado de rayos, una tecnología que está presente en Xbox Series X como en las tarjetas gráficas Radeon RX 6000, pero perderemos la arquitectura RDNA 2 en favor de Turing, y también la salida HDMI 2.1.
Las tarjetas gráficas con procesador GeForce RTX 3000 series quedan descartadas porque todas ellas son bastante más potentes que la GPU de Xbox Series X
Si recurrimos de nuevo a los TFLOPS como indicador de la capacidad de cálculo de operaciones FP32 en el catálogo de NVIDIA nos encaja la GeForce RTX 2080 SUPER. Sus 11,15 TFLOPS la colocan justo entre la GPU de Xbox Series X.
La GeForce RTX 2070 SUPER se nos queda algo corta con sus 9 TFLOPS FP32, por lo que nos interesa descartarla. Sin duda la opción perfecta para nuestro PC es la Radeon RX 6600 XT debido a que mantiene la arquitectura RDNA 2 y tiene una potencia similar a la de la lógica gráfica de Xbox Series X: 10,6 TFLOPS.
La memoria RAM
Una de las diferencias más relevantes que existen entre un PC y Xbox Series X consiste en que la consola utiliza un mapa de memoria unificada. Esto significa, sencillamente, que la CPU y la GPU acceden a un mismo mapa de memoria compartido, mientras que, como todos sabemos, un PC incorpora una memoria principal y una VRAM localizada en la tarjeta gráfica claramente diferenciadas.
Otra diferencia relevante es que la consola incorpora memoria de tipo GDDR6, que es la que solemos encontrar en las tarjetas gráficas, mientras que la memoria principal con la que podemos equipar nuestro PC es de tipo DDR4 o DDR5. Por otro lado, aunque Xbox Series X incorpora 16 GB GDDR6, la consola de Microsoft recurre a un bus de 320 bits
Los componentes de PC a los que podemos acceder no nos permiten recrear una memoria unificada como la de las consolas de nueva generación, por lo que nuestra opción consiste en recurrir a módulos DDR4 (por el momento solo los procesadores Alder Lake de Intel pueden convivir con memorias DDR5). No obstante, hay un abanico de memorias de este tipo muy amplio. ¿Cuál debemos escoger? La velocidad de transferencia de la memoria DDR4 es muy inferior a la de la memoria GDDR6, aunque esta desventaja del PC queda en gran medida compensada por la memoria VRAM dedicada de la tarjeta gráfica, que también es de tipo GDDR6.
Como no nos interesa que el precio de nuestro PC se dispare es razonable que lo dotemos de 16 GB DDR4 con una frecuencia de reloj efectiva de 3200 MHz, que es la frecuencia más alta soportada por la placa base sin necesidad de recurrir al overclocking.
El almacenamiento
El corazón del subsistema de almacenamiento secundario de Xbox Series X es una unidad de estado sólido que trabaja codo con codo con una controladora de entrada/salida personalizada y con hardware de compresión dedicado que desmarca ambas soluciones de las unidades SSD que podemos instalar actualmente en un PC.
La unidad SSD de Xbox Series X tiene una capacidad de 1 TB, pero el espacio útil que nos queda a los usuarios para instalar juegos y otras aplicaciones se reduce a 802 GB
Si queremos dotar a nuestro PC de una unidad de estado sólido capaz de jugar en la misma liga del subsistema de almacenamiento secundario de las consolas de nueva generación lo ideal es que optemos por una solución con una capacidad de 1 TB e interfaz NVMe PCIe 4.0.
La placa base
La elección de este componente de nuestro PC está condicionada por estos tres factores: el microprocesador por el que nos hemos decantado, la necesidad de instalar una unidad SSD con interfaz PCI Express 4.0, y, por último, la obligatoriedad de mantener el precio bajo control.
Por esta razón la opción idónea es una placa base con chipset B550 de AMD porque es compatible con el procesador Ryzen de 3ª generación que hemos elegido, aunque también puede convivir con los nuevos Ryzen 5000. Otro punto a su favor es que es la plataforma para chips de AMD con conectividad PCIe 4.0 más económica.
La fuente de alimentación tendrá una capacidad de entrega de potencia máxima de 650 vatios debido a que es suficiente para los componentes que vamos a integrar en nuestro PC
Esta es la configuración exacta del PC que proponemos con el propósito de imitar la potencia de Xbox Series X:
• Procesador AMD Ryzen 7 3700X a 3,6 GHz con 8 núcleos y 16 hilos de ejecución + ventilador Wraith PRISM
• Tarjeta gráfica AMD Radeon RX 6600 XT 8 GB GDRR6
• RAM 16 GB DDR4 3200 MHz (2 x 8 GB) CL16
• SSD 1 TB PCIe 4.0 NVMe M.2
• Board B550M chipset AMD B550 PCI Express 4.0
• Fuente de alimentación 650W 80 Plus Bronze
• Chasis a elección libre
Si tenemos la suerte de tener un presupuesto lo suficientemente generoso podemos hacernos con un PC bastante más potente que PlayStation 5 y Xbox Series X. Los procesadores Ryzen 5000 de AMD, los nuevos Alder Lake de Intel, y las tarjetas gráficas con GPU de la familia GeForce RTX 30 de NVIDIA y Radeon RX 6000 de AMD son los ingredientes idóneos para cocinarlo, y estarías muy por encima del rendimiento de las mejores consolas actuales.
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